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No se pierden nada

Tuesday, April 1, 2014

La grasa del caldito

Aquí andamos, linchando sospechosos. Porque nos sentimos desprotegidos. Que se dice así: Hay... Un... Estado... Ausente. ¿A ver? Repitan: Hay un Estado Ausente.

La receta del texto de una tal Diana Cohen Agrest Filósofa, publicado hoy en "Clarín" es interesante porque vamos a estar leyéndola y escuchándola por estos días hasta que ocurra la siguiente tragedia que nos haga olvidar que una manga de sociópatas mató a un pibe por chorro. Que habría que ver, pero no importa. La receta: dos eufemismos y tres frases hechas fáciles de repetir. Como un budín Exquisita para elaborar algo que parezca tu propio pensamiento.
Dos eufemismos: Sociedad Desprotegida y Reacción Ciudadana (este puede ir acompañado por el adjetivo "lamentable", que permite aparente toma de distancia. Aparecer como un observador indignado a la vez que objetivo).
Tres frases hechas: Estado Ausente, Estado que No Funciona Como Debería y Estado que No Defiende.

Vas a escuchar y leer muchos análisis que no intentan otra cosa que no sea darle un significado a lo que carece de tal, proporcionar motivación por escrito al odio de clase, y justificar los crímenes cometidos al amparo del anonimato por parte de estos émulos del Ku Klux Klan, porque son una manga de hijos de una gran puta que levantan sospecha ante la contemplación  del aspecto de pobre, villero y matable de un pibe. Y en levantando sospecha ya que estamos levantan palo y piedra y van y matan al tal vez chorro. Y piensan, y dicen, que así van a aprender, como si fuera tan fácil. Como sí aprender se aprendiera bajo las patadas de sesenta bestias.

Estos análisis que vas a escuchar y leer, tienen el espesor de la capa de grasa en una olla de sopa. La espumadera está a cargo de un par de hijos de puta que se encogen de hombros y dicen "¿y qué querés?" También tiene a su servicio los mecanismos que le permiten levantar el fueguito de la hornalla, más o menos porque para tanto no le da. Pero le van marcando el compás y le van regalando las cuotitas de impunidad que se necesitan para poder mentir a lo pavote y avivar y legitimar el odio asesino de la gente bien.

Como a estos razonamientos sesudos de los Agrest Filósofa de esta generosa tierra que pulularán por los medios durante una o dos semanas, los vas a escuchar mucho, no los voy a repetir aquí. Tampoco voy a andar leyendo entre líneas en la grasa del caldito.

Los hijos de puta instigadores están a la vista, aunque empiecen el discurso con "Ojo, no es que yo." Hijos de puta instigadores que quieren que el Estado esté ausente solamente en lo estrictamente fiscal financiero: protegéme de bolivianos y chorros, que son sinónimos, que a mi guita la protejo yo.

Los sicarios quedarán impunes, porque cuando estén identificados por sus propias cámaras de seguridad, los van a ir a defender la hordas indignada de la cacerola justiciera. Y dale que va. Ese Código Penal es el que quieren.

Abrazos






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