Cuentitos y musiquita. Who cares?

No se pierden nada

Tuesday, April 29, 2014

Globo Rojo

A:
Yo no sé porqué me pegó. Miren. Miren cómo me sangra. Miren. ¿Quieren ver? Miren cómo sangro. Ésto es lo que tengo por dentro: un globo espeso, negro, bulboso y dulzón. Lo sé porque lo he probado y es dulce o casi casi. No les voy a dar, porque es mío y es para mí. Es así: a veces (casi siempre) me lastimo. Por ejemplo me lastimo las rodillas, que es lo que más me lastimo hoy por hoy, y entonces paso un dedo y pruebo y es dulce. Pero es dulce para mí porque es mío y soy yo, dulce, cómo quisiera, cómo quisiera ser así de dulce cuando me miran, cuando me ven, cuando me prueban. Pero no quiero que me prueben, la verdad. Una burbuja de sangre es así: te ponés unas zapatillas grises y te escapás una siesta y es febrero. Saltás un canal y hay espinas que tienen que ser de algarrobo y una espina de seguramente algarrobo se te clava justito donde
(Aquiles tenía ese punto débil, pobre mortal Aquiles. Canta, oh, Diosa, oh, Diosa, canta, canta, la cólera del Pélida Aquíleo que causó infinitos males a los aqueos y que precipitó al Hades tantas almas de ilustres guerreros. Cumplíase la voluntad de Zeus. Canta, oh, Diosa. Serví para algo, oh, Diosa)
la carne es muy blanda entre lo que es el talón y lo que es el resto de mi pie, que tanto agradezco tener, la verdad, dado que los nenes esos de la Talidomida no tienen, parece, pies. Qué cagada la Talidomida. Qué cagada esto que nos están haciendo, como por ejemplo la espina de seguramente  algarrobo, que cuando me la saco sale limpia mientras que de mi
Talón
pie brota una sola gota burbuja globo de (sangre) mí, negra roja saramaga ensordecedora espeluznante-thriller, de (sangre) mí brillante grassiosa. Eso brota de mí y eso debería haber dejado brotar por única vez, antes de que lloviera sobre Granada.
Después, debería haber dejado todos mis canales cerrados, para que nunca nada tan dulce, rojo, redondo, globo, y bello hubiera salido de mí. Para que nunca la Talidomida y nunca lluvia sobre Granada y nunca seguramente algarrobo.

B:
Miren cómo llueve. He dicho Granada y hemos decidido venir, con este bolso. Y ahora miren cómo llueve, justo hoy, aquí en Granada, de suerte que este bolso lleno de cartas viejas y de fotos viejas y de sábanas usadas, viejas, se me moja y no puedo llegar a tiempo para ganarle a esta tristeza de seguramente algarrobo. Me he traído a Granada un bolso de cartas viejas y fotos viejas y de sábanas usadas y viejas que se mojan bajo la lluvia (justo hoy tiene que llover sobre Granada, donde no llueve nunca), y pesan cada vez más y se van poniendo cada vez más y más tristes y no pueden más de tristes, y se me ocurre que este bolso de cartas, fotos y sábanas podrían entristecer a cuatro o cinco bellas, alegres ciudades  todas a la vez, así como entristecen Granada mientras apenas voy llegando, haciendo fuerzas por sonreír, mierda, por alivianar este bolso lleno de cartas tristes, de fotos tristes y de sábanas tristes y viejas de seguramente algarrobo, por hacerlo más liviano y que me permita, mierda, olvidarme de que cruzando un canal por culpa de escaparme, por culpa de querer saltar y por culpa de seguramente algarrobo, una vez me pinché en el
Talón
pie, y de que ahora, mierda, algarrobo, brota una sola burbuja globo gota de (lluvia) mí negra roja saramaga ensordecedora (lluvia) y la mierda si duele. Mierda si duele. Podría al menos no llover. Podría al menos no ser todo tan usado, viejo y triste y algarrobo. Porque cada vez que llueve aquí se corta la luz y uno llega a Granada tratando de que del bolso lleno de tristezas salga por lo menos una puta sonrisa. Pero no. Nada de sonrisas, todo seguramente Talidomida, porque justo hoy tenía que llover sobre Granada, donde no llueve nunca. Me cago en toda la Estadística. Canta, oh, Diosa, la cólera funesta del Pélida Aquíleo, que precipitó a la Alhambra unas patas que no daban de sí ni para salir diez cuadras de paseo por Granada bajo la lluvia.
Qué manera de perder la guita.

C:
Te pegué porque te vi sangrar y cada vez que sangraste me pareciste dulce, aunque no me dejaste probar. Deberías haberme dejado probar, agarrar, remontar, ver volar y reventar tu globo rojo. Quería tu globo rojo, deseaba tu globo rojo y todavía una parte de mí, destrozada por las uñas de cuatro gatitos muertos de hambre, quiere tu globo rojo para poder verlo volar y elevarse y remontar y reventar, para ver qué pasa cuando saltás sobre seguramente algarrobo.
Porque soy Talidomida y quisiera destrozar tu pie, tu sonrisa, tu seguramente algarrobo, tu canal. Quisiera verte remontar y volar y reventar y desmembrarte, si me lo permitís.
Vení, vení, vení y poné en mi regazo tu
Talón
pie cansado de querer saltar sobre seguramente algarrobo, mientras canto, Odiosa, la cólera del Pélida Aquíleo, cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos, y que precipitó al Hades tantas almas de ilustres
Globos rojos.

Justo hoy tenía que llover sobre Granada.



Sunday, April 27, 2014

Buscando la Luz

¿Entre airampos de luna? Buscando el cielo un condor va, buscando la luz.
Espero que no te importe tanta pequeñez ante tanta belleza y ante tanto San Juan en otoño. Me gustaría una tarde que se hiciera distancia en esta conjugación bonita que tenemos. ¿Qué más hace falta? Besos de mi raza, amor mío. Ese es su respiro.
Entre airampos de luna, como mi ser resucitará buscando la luz. La tarde se hace distancia cuando inclinás la cabeza y en ese momento en que no te importa más que que te mire, y que te vea, y que me mires, y que simplifiquemos las variables encima del sofá y que nos riamos de la tarde cuando el día dura cincuenta horas.
¿Y si simplificamos? ¿Y si nos volvemos más inocentes? ¿Qué ves cuando me ves? ¿Y si dejamos de pensar tanto? No puedo con tantas personas. No me importan tantas personas. Apenitas si puedo conmigo.
Es viernes, viernes, viernes. Apenitas nada.

Sunday, April 20, 2014

Quica

Chau, vieja maravillosa. Fue hermoso tenerte ¿sabés? Nos vemos si es que nos vemos, y de verdad espero verte.
Te quiero niñito. Te quiero ahora.
Te quiero.

Tuesday, April 1, 2014

La grasa del caldito

Aquí andamos, linchando sospechosos. Porque nos sentimos desprotegidos. Que se dice así: Hay... Un... Estado... Ausente. ¿A ver? Repitan: Hay un Estado Ausente.

La receta del texto de una tal Diana Cohen Agrest Filósofa, publicado hoy en "Clarín" es interesante porque vamos a estar leyéndola y escuchándola por estos días hasta que ocurra la siguiente tragedia que nos haga olvidar que una manga de sociópatas mató a un pibe por chorro. Que habría que ver, pero no importa. La receta: dos eufemismos y tres frases hechas fáciles de repetir. Como un budín Exquisita para elaborar algo que parezca tu propio pensamiento.
Dos eufemismos: Sociedad Desprotegida y Reacción Ciudadana (este puede ir acompañado por el adjetivo "lamentable", que permite aparente toma de distancia. Aparecer como un observador indignado a la vez que objetivo).
Tres frases hechas: Estado Ausente, Estado que No Funciona Como Debería y Estado que No Defiende.

Vas a escuchar y leer muchos análisis que no intentan otra cosa que no sea darle un significado a lo que carece de tal, proporcionar motivación por escrito al odio de clase, y justificar los crímenes cometidos al amparo del anonimato por parte de estos émulos del Ku Klux Klan, porque son una manga de hijos de una gran puta que levantan sospecha ante la contemplación  del aspecto de pobre, villero y matable de un pibe. Y en levantando sospecha ya que estamos levantan palo y piedra y van y matan al tal vez chorro. Y piensan, y dicen, que así van a aprender, como si fuera tan fácil. Como sí aprender se aprendiera bajo las patadas de sesenta bestias.

Estos análisis que vas a escuchar y leer, tienen el espesor de la capa de grasa en una olla de sopa. La espumadera está a cargo de un par de hijos de puta que se encogen de hombros y dicen "¿y qué querés?" También tiene a su servicio los mecanismos que le permiten levantar el fueguito de la hornalla, más o menos porque para tanto no le da. Pero le van marcando el compás y le van regalando las cuotitas de impunidad que se necesitan para poder mentir a lo pavote y avivar y legitimar el odio asesino de la gente bien.

Como a estos razonamientos sesudos de los Agrest Filósofa de esta generosa tierra que pulularán por los medios durante una o dos semanas, los vas a escuchar mucho, no los voy a repetir aquí. Tampoco voy a andar leyendo entre líneas en la grasa del caldito.

Los hijos de puta instigadores están a la vista, aunque empiecen el discurso con "Ojo, no es que yo." Hijos de puta instigadores que quieren que el Estado esté ausente solamente en lo estrictamente fiscal financiero: protegéme de bolivianos y chorros, que son sinónimos, que a mi guita la protejo yo.

Los sicarios quedarán impunes, porque cuando estén identificados por sus propias cámaras de seguridad, los van a ir a defender la hordas indignada de la cacerola justiciera. Y dale que va. Ese Código Penal es el que quieren.

Abrazos