La verdad es que todo fue tan extraño, tan extraño.
Todo vuelve como vos decís. Y no puedo dejar de reír, la verdad. Entonces recuerdo
El Caso Lavoisier.
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Gracias a Dios por Azul, Azul. Dios Santo, qué bello Azul. Gracias, gracias a Dios -Insertar aquí crueldad. Gracias por volver a creer -Insertar aquí tristeza y desazón y autocompasión. Gracias por volver a creer - Aquí veneno.
Se levanta Lavoisier a las tres de la mañana porque tiene que preparar aquello con lo que va a empezar a trabajar a las ocho. A las siete está cansada, Lavoisier (Lavoisier es una señorita) y a las nueve está agresiva. Y entonces cierra su sistema y dice mi sistema está cerrado, entonces no hay transferencia bancaria que pueda hacer cambiar lo que tengo ¿Lo ves? Sos una transferencia que no puede cambiar nada. A las once pone las ocho, a las veinte las doce y a las cuarenta y dos las veintitrés, porque no puede perder. Se sube a un carromato cerrado tirado por dos caballos moribundos y va perdiéndose en una niebla de cine que nadie serio podría creerse ni nadie nadie podría creerse en serio.
Yo hago un esfuerzo patético por creer en su niebla, me digo que es así porque lo que pasa es que está cerrado, cerrada, y me duermo. A la mañana siguiente me leo Aliverti mientras escucho Cherry Glazerr, pienso que vamos a ganar y que todo va a estar bastante mejor.
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