Pongamos las cosas así: Se celebra en Mar del Plata un encuentro de gente muy empresaria, en el que se discute acerca de la marcha de la política y la economía en Argentina. Por supuesto que desde una óptica muy empresaria. Se llama Coloquio IDEA, y en esta edición lo preside una mujer llamada Isela Costantini. Isela es la presidenta de General Motors Argentina.
En la apertura del coloquio, el presidente de esta agrupación llamada IDEA (ponéle que la DEA sea De Empresarios Argentinos, ya que no Drug Enforcement Administration), Miguel Blanco, habló de un "fin de ciclo" y dijo que "la Argentina tiene que insertarse al mundo, inserción que hemos perdido por actitudes soberbias". Que la Argentina no está en el mundo debido a actitudes soberbias es algo que uno escucha por los medios audiovisuales durante todo, todo el día, acá en Argentina. Y es algo que después uno escucha repetido durante todo, todo el día por mucha gente, en general: por amigos, compañeros y vecinos. Y taxistas y kiosqueros, y por gente más o menos pobre, menos o más emprendedora, porque uno la verdad que no conoce a gente muy rica. Uno se imagina que la gente rica dirá cosas parecidas, pero uno qué sabe. En Argentina, la gente que uno frecuenta vive de una manera y dice que vive de una manera que, si fuera cierta, invalidaría de facto la primera manera que al parecer vendría siendo como se vive en realidad. Isela Costantini declaró expresamente que "el discurso de Miguel Blanco", titular de IDEA, "no representa el espíritu de diálogo de la reunión". Especificó que "queremos seguir estimulando el diálogo, dentro de una democracia, donde se puede dar una opinión. Estamos todos trabajando para el mismo país, no para un país diferente" (Tiempo Argentino, 25-10-2014)
Durante el coloquio habla un señor llamado Sabsay, que es muy constitucionalista, y que luego de anunciar que el kirchnerismo ha instalado en Argentina "una cultura de odio en la cual el que piensa distinto es el enemigo y hay que destruirlo", empezó a pedir a gritos que la presidenta de la Nación "muestre el título" de abogada. Y dijo "¿Saben a quienen quieren poderar?", pregunta que no me ha sido a mí dado inteligir. Marcelo Figueiras, presidente del Laboratorio Richmond, desde su cuenta de Twitter, lamentó los desbordes del mentado constitucionalista, que es muy Sabsay, say, say, diciendo que fue "lamentable ataque a la investidura presidencial del panel de IDEA del día de hoy", y agregó que "no era el espíritu con el cual se convocó a la reunión".
Isela Costantini ha hecho declaraciones acerca de su visión del rol de los empresarios en la sociedad, de cómo GM logró escapar de las garras de Paul Singer. Respecto de la crisis que atraviesa el sector automotriz, la empresaria dijo que "no es una industria mala, es muy fuerte en comparación a otros lugares" (...) "Yo no creo que haya un diálogo roto con el gobierno. El coloquio busca la integración. El discurso de Blanco no es el espíritu de lo que se viene tratando de hacer y para nada es el espíritu de este Coloquio. Hemos invitado al Gobierno. Tenemos canales de diálogo con el gobierno y no pensamos en otra manera que no sea vía el diálogo" (Revista Fortuna, 24-10-2014). Y ante la pregunta "¿Han tenido problemas para girar divisas a su casa matriz?", respondió que "GM jamás giró divisas. Siempre tuvimos una política de seguir invirtiendo en el país" (Diario La Nación, 25-10-2014). Es interesante lo que dice en a nota de La Nación respecto de la inflación, de los mercados variables. Es una chica sumamente inteligente.
El periodista José Eliaschev dijo que "La acusación (sic) de Costantini revela miedo, terror, pánico, y esto implica sometimiento, obediencia y docilidad respecto al poder político; el aporte es lamentable, se debería haber callado la boca". Eliaschev dijo que las opiniones de Isela Costantini (la llamó "esa mujer", quien quiera oír, etc.) obviamente responden a un "apriete desde la Casa Rosada".
Te lo juro, Juana, que me han dicho que existe algo llamado "kirchnerismo mogólico". Puede ser que tal cosa exista, no digo que no. Ahora digo yo ¿Qué patología lleva alguien a decir y a creer que el gobierno argentino tiene en sus manos influir sobre las declaraciones de la presidenta de General Motors? ¿Qué extraño desorden neuronal lleva a interpretar una crítica moderada como un grito de pánico? ¿Qué clase de ébola del duodeno cerebral hace falta tener para calificar de lamentable la apertura al diálogo? ¿Cómo dialogan, en todo caso, un kirchnerista mogólico y un gorila babeante, machistoide, paranoico y desquiciado que ve al enemigo hasta en Isela Costantini, y que opina que "esa mujer" debe "callarse la boca"?
Me subo a un taxi y dejo bien en claro qué clase de patología padezco, quizás de nacimiento. Un temita con un cromosoma que tengo aquí en la cabeza y cerquita del corazón.
Vámonos a navegar al Paraguay.
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