Los eventos se concatenan y los aconteceres se entrecruzan. Comprender una relación causa-efecto es un temita intrincado cuando se meten en la ecuación todas las variables. A veces no hay tiempo para procesar tanto, y la tentación de consumir la sopa instantánea deja de ser tentación para convertirse en necesidad.
¿Por qué fascinan tanto las teorías conspirativas? Creo que porque cualquier intelecto es capaz de formular una. Y porque una teoría conspirativa no precisa de resolución: basta con enunciarla. Es un ejercicio que tiene cáscara de deductivo, y como a todos nos gusta pasar por inteligentes, constituye un atajo irresistible de tomar hacia algo que se asemeja a algo remotamente reflexivo.
Pero sospechar de todo no es lo mismo que analizar todo. La sospecha, cuando sólo rasca la superficie, te lleva a la quema de brujas. O al malhumor de los lunes. Porque si hacen esto es por algo. Pero "algo" no está definido. "Algo" no está ni siquiera sometido a búsqueda o investigación. Y tiene la entidad ominosa de un poder en las sombras. Como en "El Péndulo de Foucault", donde un juego erudito desencadena una serie de crímenes sin el menor sentido, sin la menor razón; donde cuando se trata de interponer la razón, ya es demasiado tarde. "El pene es un símbolo fálico"(1). Mi Dios.
Ya no conformamos a la izquierda. Hace rato que la izquierda se siente traicionada, y me viene dando la impresión (desde hace rato, Papi, desde que me me enseñaste a cantar la Marcha), de que los hemos perdido porque no les gusta eso de que llegar al (y mantener el) Poder -ese lugar desde donde las cosas se ejecutan- requiere de adaptaciones que a veces no son lo que se dice cómodas del todo. Ahora somos tan vendepatria como el Innombrable. Eso sí: escribimos un editorial en el féisbuc para cuatro o cuarenta pelotudos (que gozan como chanchas cuando sólo los entienden cuatro o cuarenta pelotudos), de cuánto nos emocionó la muerte del General. Pero que quede claro que peronistas no-no-no-no-no somos, qué vamos a ser peronistas, no no no, no te confundas. Interpretaciones. Andáte un poquitito más allá de la mierda, hacéme el favor.
Los otros (era previsible), interpretan -quieren que interpretes, más bien- como amenazante aquello que se les concede y que reclamaban. Por algo será, algo habrán hecho. Otra vez "algo". No sabés, no sabés la cantidad de estupideces que he tenido que escuchar entre las PASO y hoy. No sabés, no tenés ni idea de la cantidad de oscuras madejas que se me ofrecieron desenmarañadas y resueltas en un pasillo, en cuestión de minutos.
Tanto leer entre líneas, bajo el sustento de un sentido de justicia egoísta, bienpensante, cortoplacista, pelotudo, psicologista de revista Para Tí, me tiene bastante podrido. Tanta interpretación fatua y volátil me parece una falta de respeto hacia la verdadera complejidad de los hechos: como en el fondo de todo hay un misterio inescrutable, cualquier verdura que se cocine explica cualquier cosa. Y rapidito.
Tener el Poder y la responsabilidad de ejecutar políticas, igual que tener que cocinar con lo que hay, es (a) difícil y (b) requiere de acomodarse a la situación que te toca. Tocarle el upite al Poder económico y al Poder mediático es un ring-raje al que hay que atreverse en primera instancia, pero después hay que bancarse la realidad de la carrera: las patas te tienen que dar. Es la política, estúpido. "Hoy a Gardel, en vez de escucharlo, lo analizan."(2)
Aqui vas a encontrar el editorial de Eduardo Aliverti en "Marca de Radio" del día 30 de noviembre de 2013, que dice cosas más concretas y mejor habladas sobre esto mismo. Lo fáctico, los hechos, lo real... "¿Es así de fácil? En verdad que no. Es así de fácil para los que creen que sólo se avanza el línea recta."
Abrazos
(1) "El Péndulo de Foucault", de Umberto Eco, 1989.
(2) "Jauretche: Medios y Política", Pablo Vázquez, 2009.